Es el año 2020, la ciudadanía permanece en el confinamiento producto de una pandemia que azota al mundo entero y que somete a las personas al encierro, que obliga al distanciamiento físico, que impide la interacción social.
Abundan los relatos, las historias, los testimonios en las redes sociales. El ejercicio diario es leer, escuchar y ver las realidades de otras y otros en una pantalla.
En este contexto de pandemia, tras la revuelta social del pasado 18 de octubre y a 47 años del Golpe Militar, la invitación es a conmemorar a las víctimas de la dictadura desde las pantallas del aislamiento, recuperando un ejercicio un poco perdido, o más bien trasladado a esas mismas pantallas: testimoniar, contar historias y anécdotas; hablar del día a día de un país o de la vida personal. El ejercicio perdido de escribir cartas.
Este 11 de septiembre hemos convocado a las nietas y nietos a escribir una carta a su familiar desaparecido o ejecutado, una epístola como las de antes, pero con las vivencias de hoy. Se trata de una conversación, una suerte de diálogo entre el presente y ese pasado imaginado o construido con narraciones de los que sí lo o la conocieron. Se trata de una carta leída por una actriz o actor convocada/o por el Teatro La Memoria que, desde su interpretación, se hace parte del imaginario de esa víctima.
Si bien estas cartas no serán recibidas por su destinatario(a), simbólicamente quien las lee, las escucha y las visualiza se transforma también en un destinatario, un destinatario vinculante, que conecta pasado y presente, a través del tributo a aquellos que ya no están, a las víctimas de la dictadura.
Epistolario de la memoria aloja estas “cartas vivas” convirtiéndose en un memorial virtual con una puesta en escena digital que invita a las personas a conocer estos relatos personales y a sus destinatarios. Si bien esta en esta plataforma no hay cartas dirigidas para todos y todas los y las que ya no están, esperamos que se convierta en un espacio simbólico de memoria. Hay cartas dirigidas a víctimas del norte, del sur y del centro del país, demostrando que la dictadura generó sufrimiento y pérdida en todo nuestro territorio. Esperamos que las 33 cartas escritas por los nietos y nietas presentes en este ejercicio de memoria sean un espacio para el mensaje respetuoso y emotivo de las nuevas generaciones.